
La mujer está desnuda, aunque sobre sus brazos se insinúa un vestido y lleva un sombrero en la cabeza. Su piel rosada y el fondo verde y liso se complementan y rebozan de luz, efecto creado en parte por el grosor variable de la pintura verde. La esquina superior izquierda del lienzo, sin pintar, contribuye a este efecto y refleja la paja dorada del sombrero. Las flores rojas contrastan con el verde.
Los lienzos se comercializaban en una gama de tonos pálidos a medios, y a partir de la década de 1870 la paleta clara y el deseo de plasmar la luz natural contribuyeron al uso de lienzos más pálidos , y a que se explotara su superficie de manera que desempenara un papel en el efecto general de luz y color.
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